martes, 3 de mayo de 2011

INDIGENCIA, CALLE Y RESISTENCIA



INDIGENCIA, CALLE Y RESISTENCIA


Moffat* nos habla en su teoría “Los anillos de la marginalidad”, de un circulo compuesto por tres anillos. En el centro se encuentra el primer anillo al que  pertenece la gente “normal”, los académicos, trabajadores, familias y los que siguen las normas de la sociedad, totalmente subordinados a ellas. En el segundo anillo están los vagos, sin oficio, artistas bohemios, drogadictos y todos los transgresores que de alguna forma tienen contacto con el primer anillo, donde se permiten ciertas posibilidades de idas y vueltas. Y en el tercer anillo están los que pasaron el limite del segundo, donde están los recoge latas, los piedreros de la pista, los sicóticos, los presos, los sin techo, los alcoholicos de aceras y plazas, y otros parias de todo tipo y pelaje. Casi toda mi vida he pertenecido al segundo anillo, con intentos y jaloneos al primero, intentos siempre fallidos debido a mi salvaje terquedad. En algún momento en mi vida de artesano mantuve un pie en el segundo anillo y otro en el tercero, época jodida en la que dormí muchas veces en la calle, tuve piojos, anduve descalzo mientras vendía artesanía, bebí y me drogue con indigentes reales y tuve mis coqueteos con el crack. Incluso una vez me tocó defender mi honor de tipo serio en la pista, donde no salí herido por la intervención divina de un automóvil celestial que frenó a las cuatro de la madrugada en Colegio de Ingenieros, y bicha en mano el conductor me quito de encima a mi aventajado contendor segundos antes de cortarme con un pico de botella, un contendor que si era un bicho de calle, un animal de la noche, a diferencia de mi postura de artesano clase media en busca de excursiones citadinas con mi pana indigente el tisnao con el que iba a Santa rosa y Pinto a abastecernos a altas horas de la noche. Meses después nació mi hijo y desde entonces he decidido achantarme en el segundo anillo pero teniendo siempre presente que hay muchos en el tercero; y en nuestra surrealista Caracas muchos otros que ni si quiera están en el tercer anillo, sino que salen definitivamente de este circulo y se convierten en una especie salvaje entre el animal y el ser humano. Sin ningún afán redentor, compasivo, ni meseanico, ni caritativo, ni ningún sentimiento hipócrita del primer anillo, siento una profunda admiración y respeto, por estos personajes que se mantienen en resistencia a las normas establecidas por una sociedad hipócrita que los excluyó y de alguna forma se han emancipado de toda regla general, muchas veces hasta las de la justicia.

Con cierto afecto recuerdo a muchos con los que compartí conversaciones noches y días de rumba, tragos y drogas, y una que otra detención momentánea por la difunta PM. Recuerdo a Pablito el alcoholico de las tres gracias en la salida de ciudad universitaria del metro donde yo vendía artesanía, con Pablito que ya estaba en las últimas y tenía movimientos involuntarios en todo su cuerpo a causa de los nervios echos mierda por el alcohol, compartí tragos de barrilito invitados por el mismo mientras cantaba algún galeron margariteño babeando. De aquella zona también recuerdo el bar las Américas donde el mocho se balanceaba en sus muletas  mientras gritaba frases incomprensibles para terminar la noche escalando las rejas del bar y subir a su guarida en el edificio abandonado que estaba sobre las Américas. Muchas veces mi novia en esa época y yo; nos quedabamos para ver ese espectáculo hasta el final, que consistía en ver al mocho trepar diestramente con sus brazos y la pierna que le quedaba hasta el techo, después entrar al balcón y nosotros desde abajo le lanzabamos las muletas cuando llegaba a su caleta. Cuando había suerte nos recompensaba con restos de alguna droga que hubiese quedado de la noche, aunque no lo hacíamos por eso, nada más lo hacíamos por la satisfacción de ayudarlo y el morbo de ver aquel espectáculo tan bizarro. También estaba Joel una especie de centauro-pitbull-terrier callejero, además de ser nuestro pana de rumbas, se convirtió muchas veces en nuestro agente de seguridad, pobre del que se metiera con nosotros, porque este pana cuando se lanzaba, hasta que no se le empezaba a manchar la ropa con la sangre de su oponente, no dejaba de tirar coñazos. Por ahí también estaban el finado  Martín un expresidiario que pagó cana en el reten de Catia y después en la planta, y que con su cuatro y sus letras ocurrentes nos animaba largas tardes y noches en tierra de nadie  y el bar las Américas tomando aguardiente santomé…"Yo no brindo con vasos de goma por que si se caen pueden rebotar…" o "...Componte con curda con curda componte, sino te compones con curda componte con monte" un día recibí la lamentable noticia que lo encontaron muerto en el güaire. Por ahí también andaba Rodolfo aquel pana antropólogo que parecía un espectro siempre caminando de un lado a otro o sentado solo con sus lentes leyendo apuntes de antropología, con el conversaba sobre lo único que el quería hacer que era graduarse y empezar a ejercer, pero el sistema educativo elitesco de mierda en el que entró no se lo ha permitido ni se lo permitirá, tiene mas de 15 años estudiando y realmente no se si sigue en la escuela de antropología o si se convirtió en una fantasía obsesiva por la sicosis del crack.  Así deambulaban Ivo, Mérida, Damon…Y la banda de El crazy y el Maracucho, como no recordar esta banda, era todo un poema nihilista caraqueño; el crazy era un baterista frustrado y el maracucho un artesano mala-conducta, ambos siempre pertenecieron al segundo anillo y de la noche a la mañana dejaron todo y empezaron a aparecer ellos dos siempre con tres mas que iban variando eran 5 siempre y se tiraban en la grama que hay en las tres gracias a beber  y solo beber durante semanas sin moverse de ahí; nunca nadie les aguantaba la pela y los otros 3 que conformaban aquella banda de 5 siempre iban rotando. Ese espectáculo era poesía pura de vanguardía, yo siempre los contemplaba y a veces me acercaba a escuchar aquellos cadáveres exquicitos que eran sus conversaciones que muchas veces terminaban a los coñazos y después curandose entre ellos mismos los golpes que se habían propinado, esto si era una comunidad esto si eran reales practicas socialistas…bueno hasta que llegara el perico o el crack del imperio, aquí se terminaban las practicas socialistas, siempre el imperio cagandola. Pero recuerdo como siempre  dos de ellos hacían lo que fuera por entrar al comedor de estudiantes de la U.C.V  y volver con bolsas de comidas para todos, como compartían las botellas de aguardiente San Tomé, los cigarrillos, los tabacos de Marihuana, incluso la ropa, se intercambiaban de ropa muchas veces.

Después estaban los que vivían en un constante va-y-ven entre el segundo anillo y el tercer anillo, grupo al que pertenecí por unos años. El monche y el feo, que fueron una especie de guías espirituales en mi travesía por la artesanía me enseñaron muchas cosas de las que aprendí a hacer como artesano, y me enseñaron cual es la línea de borde que no se cruza en las calles, cual es el momento justo para irse de un parampanpan y a quien hay que ignorar en la calle. Después apareció el que sería mi mejor amigo en la pista, el tio Gerardo "...Todos pensaron que vine a perder se equivocaron yo vine a vencer…” este era su grito de guerra al tercer día de rumba, con el aprendí a tratar con lacras de alcantarilla, y muchas veces me tuvo que decir !!!el mio vayase pa su casa¡¡¡ Mi pana bizcocho  que murió en bellas artes hace un par de meses, pero murió dignamente pasó a ser parte de nuestro acervo cultural al caerse borracho al vacio en la construcción de La nueva sede de la Galería de Arte Nacional; le metió el deo en el culo a la institución, ese si es un poeta maldito y digo es por que me sigue acompañando cada vez que salgo a patear calle.

Buba, Molier, el monki, pepe grillo, Miguelito, toda aquella bohemia de finales y principios de siglo, aquella bohemia que se batía entre el arte, la indigencia y el malandreo; esa bohemia rebelde transgresora y radical que decidió estar fuera de la norma les ofrecieran lo que les ofrecieran, que convirtieron la calle en sus hogares y la trampa en su escuela y oficio para poder sobrevivir. Esa bohemia es nuestra, nos pertenece y les pertenecemos y por nada del mundo tenemos que ignorarlos ni olvidarnos que están ahí que existen y que a pesar de toda esa rebeldía necesitan nuestra aprobación, reconocimiento y lealtad. Hay que empezar a acabar con ese ego de artista mariconson heredado de los europeos y asumir a nuestros artistas convertidos en Parias por causa de la incompetencia de las instituciones del estado burgués de la cuarta la quinta y la quinta y media.


Vagabundos del Dharma, crotos y pateadores de pista





Toda esta nostalgia adulto contemporánea de mis treinta y tantos años, viene al caso por que este ultimo año comencé a encontrarme con una literatura bien malandrita que me removió muchos recuerdos de mi desastrosa veintena. No quiero vanagloriarme de asiduo lector porque realmente no lo soy, es más cuando quiero estafar con un autor “X” me voy para Wikipedia y leo su biografia saltandome lineas y si quiero estafar con alguno de sus libros  me voy a taringa y me bajo el resumen que nunca termino de leer; pero con ese minúsculo cúmulo de información muchas veces estoy preparado para interpelar a cualquier seudointelectual balurdo que quiera venir a confundir o someter con su conocimiento inútil a mi o a cualquier camarada que le de caligüeva y sueño esos concentrados de hojas y letras llamados libros.  Pero en el caso puntual de estos libros no me lei el resumen sino que me los disparé completos porque lo allí narrado era como estarlo viviendo realmente y viendo el reflejo de muchos personajes de nuestra bohemia pero con otros nombres y en distintos contextos como la paz, Buenos Aires, las pampas y san francisco. Sin mas mareos ni analisis chimbo de bloguero sin oficio, ahí van los titulos:

Anarquismo trashumante crónicas de crotos y linyeras

Aquí Osvaldo Baigorria se lanza a entrevistar a varios ancianos que estuvieron echando vaina por toda la Argentina a principios de siglo XX, viajando coliados en ferrocarriles y durmiendo a las orillas del rio de la plata donde se emborrachaban y conspiraban contra el estado y la burguesía. Y durante el día hacían una que otra trampa para comer y sobrevivir. Leyendo este libro descubrí que en los 90 hubo una “Cumbre de Crotos” en Mar de Plata (Argentina), donde la premisa era No tenemos ni presidente ni secretario ni estructuras con nombres raros. Somos solamente hombres libres que nos reunimos para estrechar lazos, conocernos y despedirnos con una ranchada bajo las estrellas”. También  descubrí que Ana Poliak les hizo una pelicula que se llama !Que vivan los crotos¡ donde recoge testimonios de los crotos ilustres de la Argentina del siglo 20. Croto: Vago, atorrante, malvestido, sucio.


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Borracho estaba, pero me acuerdo



Este es mi preferido, es la narración del poeta boliviano Victor Hugo Vizcarra de su dramática infancia y su vida de vagabundo en las calles de La Paz. Es interesante ver como el tipo escribe en una mezcla de código coba (malandreo boliviano) y algunas voces indígenas. El hombre varias veces dijo que si llegaba a los 50 años se compraba una pistola y se volaba la cabeza, murió a los 49 y medio de una cirrosis. A veces nos escucha más el Diablo que el mismo Dios.


http://alcoholatumyotrosdrinks.blogspot.com/




Los vagabundos del Dharma



Si bien no es lo mismo vagar por las calles de San Francisco (California) que sobrevivir en las calles de Caracas, La Paz, Calí o Buenos Aires; Los vagabundos del Dharma es precursor en este género literario trashumante junto al super popular y ladilla  En el camino, ambas novelas del escritor beatnik Jack Kerouak. Si apartamos toda la paja esnobista beatnik de estudiante de primer semestre de letras, en los vagabundos del dharma nos encontramos con una simpática aventura de 5 amigos clase media que quieren ser unos indigentes misticos pero que su condicion pequeña burguesa de ciudadano estadounidense no permite que vaya mas allá de eso; una aventura clase media.


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No escuches su canción de trueno



Esta novela criolla de nuestro cronista José Roberto Duque no tiene que ver directamente con el tema de la indigencia, ya que el tema central de la narración es la historia de un boxeador. Pero de alguna forma se va sumergiendo en el mundo de la indigencia y la bohemia en los bares de la nueva Granada y la Baralt entre perico, putas y coñazas; añadiendo además el detalle, que el argumento original para esta novela fue entregado al mismisimo José Roberto Duque por un Indigente que fue protagonista de estas historias y tomó nota de cada uno de sus recuerdos mientras pagaba una condena en prisión.

No escuches su canción de trueno.


A manera de epílogo, chicharra o raspando el canry

Quiero recordarles a todos que los indigentes y los marginales del siglo 21 además de seguir en las calles estamos infiltrados en la red, en sus trabajos, en sus instituciones, dentro de sus casas y que somos cada vez mas y mas  y mas, y cada vez mas resentidos sociales y cada vez acumulando más arrecheras y cada vez más unidos, y cada vez más escabrosos, y cada vez más salvajes, y cada vez más restiados. Ustedes deciden o llevan a la praxis el discurso o entrompan con las fuerzas marginales. Bueno sin más nada que agregar a este marginal e indigente seudoreportaje sin techo ni suelo, sin pena ni gloria, me despido con un fraternal abrazo jediondo a aguardiante, tufo y ceborrea, pero sincero y cara pelada.



*Moffat: Lamento desilusionar a los que pensaron que Moffat era el filosofo de moda. Alfredo Moffat no es más que un croto que se volvió sicólogo social de forma autodidacta después de haber convivido con tantos indigentes y conocer a fondo y a flor de piel lo que siente un indigente. A pesar de tener el titulo official de arquitecto el mismo dice que el dia que construya una casa se va a caer, entonces construyó fué la escuela de sicología social donde atiende a personas con problemas de salud mental y problemas de indigencia, además de eneseñar a otros a tratar a estas personas. El resto de la tarea que se las haga google y wikipedia.

4 comentarios:

  1. Mi pana, agradecido por la mención en tu crónica, y el agradecimiento es tanto que te suelto la confesión: la novelita del Trueno del Litoral es ficción de punta a punta, así que la historia no me la entregó un indigente sino que la cosí como colcha de retazos, colcha de cuentos, embustes y vivencias. Como toda novela, tiene relámpagos de verdad y trabajo ficcional. Eso de que se apareció un tipo a entregarme unos papeles donde se contaba la historia no es verdad, aunque sí tiene una base real que vale la pena: esa imagen del bicho sucio que me cae en el trabajo para darme unos papeles es Argenis Rodríguez, alguien que sí supo de bohemia, vida callejera, resistencia y muerte por mano propia.

    Le escribí algo aquí:

    Una deuda con Argenis Rodríguez

    Saludo.

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  2. Gracias mi pana por mostrarme otra construcción que me deja más opciones para cuando haga una relectura de "No escuches su canción de trueno". Siempre recuerdo unos relatos tuyos que leí hace como 10 años, en un libro que perdí que se llama La ley de la calle; coño no se que relación tengas ahora con ese libro y aquellos relatos porque no los vi en los links, pero si está colgado en algún sitio te agradezco si puedes pichame la página.

    Gracias y Saludos¡¡¡

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  3. ¿Qué pasa con los que van más allá incluso que el primer anillo?

    Porque haces mención a ciertos caracteres que descienden muy por debajo del tercer anillo... qué? acaso no se puede ir más allá? No!! Se puede ser mejor que todo eso.

    Te recomiendo que leas "Así habló Zaratustra" de Friederich Nietzche (http://www.megaupload.com/?d=T31VR2WI)

    Los círculos que mencionas solo creo que se dan en las sociedades occidentales u occidentalizadas, con sistemas económicos basados en el dinero y el petroleo. Sociedades desigualitarias, que tienden a esclavizar a la gente..

    Pero la vida va más allá de las ciudades. Investigá sobre la permacultura, las ecoaldeas con huertas organicas y construcción natural, la gente que retorna a la naturaleza, no para sufrir, sino para vivir de otra manera sin dejar de lado las comodidades de la ciudad, y sin dañar el mundo.

    Es posible ser feliz, lo dificil es verlo detrás de toda esta cortina de publicidad y materialidad. Salud!

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  4. Que bello lo que dices, pero a los hippies que viven de la premacultura, con sus huertas organicas en sus construcciones naturales se van solos, a vivir con sus familias ellos solos, a salvarse ellos solos en los bosques; mientras los indigentes mueren solos en las calles de la ciudades y en las carceles donde no entran los hippies que viven de permacultura, florecitas y fruticas. Zaratustra y nietzche eran unos egoistas de mierda, ¡¡¡con todo respeto!!!
    lo empece a leer y voté el libro por obsoleto y ladilla, prefiero escuchar el rap de Mc Ardilla, Carlos Montes, La maldita Infama e Ido family, te los recomiendo te van a decir mas que nietzche y estan mas actualizados que esa momia.

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